El mastering es el proceso final en una producción musical y el más complicado, porque puede ser la diferencia entre tener un sonido amateur o profesional. Es la etapa que va justo después de las mezclas.

Se trata de crear una versión maestra de la mezcla, esto quiere decir que se hacen los últimos ajustes de dinámica, balance e imagen para perfeccionar la pista. Al mismo tiempo se prepara ésta para su fijación o transmisión por diferentes medios: fijarlo en un CD, en un archivo MP3, difusión en radio o venta digital, como por ejemplo el  famoso Mastered for iTunes.

En el proceso de mastering, se trabaja en la mezcla estéreo final, con equipos como: compresores, limitadores, ecualizadores, etc. Pero hay que tener en cuenta un aspecto crucial y muy especial en esta etapa: el ingeniero de mastering debe ser diferente al de la mezcla.  Lo ideal es que sean dos ingenieros diferentes los encargados de la etapa de mezcla y de la etapa de mastering. Esto se debe a que quien obtiene la mezcla estéreo para masterizar tiene los oídos frescos, y es necesario hacer una escucha mucho más objetiva.

Ahora bien, si tu grabación tiene carencias a nivel interpretativo, de grabación o de mezcla, el proceso de mastering no será la solución. Veamos para qué te servirá y para qué no te servirá masterizar tu música:

- No es una etapa donde solucionar carencias: si en tu grabación hay instrumentos descontrolados, hay una mala ecualización o desbalanceo de frecuencias, el mastering no lo arreglará por si solo.

- No servirá de mucho si la mezcla es mala: como mucho reparará alguna carencia pero si la mezcla es mala el resultado no será bueno.

- Es un control de calidad: el proceso de mastering servirá para que la mezcla tenga un balance adecuado entre graves, medios y agudos y suene con todo el potencial.

- Dará coherencia al disco: sobre todo en casos donde haya que equiparar canciones con diferentes mezclas o estilos, el mastering será imprescindible.

- Dará más volumen: el mastering dará más cuerpo y más volumen a tu grabación.

En definitiva el proceso de mastering es vital para conseguir un sonido profesional. Lo más probable es que si hacemos nuestras grabaciones en un home studio casero, éste no esté preparado para realizar un máster profesional, pero podemos acercarnos mucho a ello. Podemos crear un premaster para enviar a un estudio profesional de mastering y que ellos se encarguen de perfeccionarlo, o podemos intentar crear el mejor máster que nuestros oídos, nuestros monitores y nuestro entorno nos permitan.

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